La Orden se ha dedicado de tal manera a María, que con razón se puede llamar: "La Orden de María"...
Elías significa para el Carmelo el profetismo y la escucha atenta de la Palabra de Dios. María significa amor maternal y modelo de consagración y de oración. Por eso, al reflexionar en el aspecto eliano y mariano de la Orden, nos ponemos en sintonía con el genuino espíritu y vida de nuestros antecesores y atestiguamos la continuidad y comunión con la familia del Carmelo. Miramos el pasado para proyectar el hoy de nuestra presencia en la Iglesia.
El profeta Elías: padre e inspirador de la Orden
Es un hecho que los Carmelitas tenemos nuestro origen en oriente y más exactamente en el Monte Carmelo, junto a la gruta de Elías. Es un hecho que Elías al desaparecer en su carro de fuego (2 Re 2,1-18), entregó su espíritu a su discípulo Eliseo y "dejó sucesores" que en torno al Monte Carmelo se entregaron a la oración y el silencio, pasando por muchas vicisitudes, pero permaneciendo a la sombra del padre espiritual o del modelo que se convirtió en inspirador para el estilo de vida del Carmelo. El profeta Elías, por lo tanto, es la fuerza inspiradora y dinámica del Carmelo. Es el modelo de vida para todo aquel que se siente llamado a una vida de oración y de intimidad con Dios, que se desborda en el amor al prójimo: "Vive Dios, en cuya presencia estoy... Me muero de celo por el Señor Dios de los ejércitos" (1 Re 19, 10). Este es el lema del Carmelo y justo aquí se da la relación íntima de los Carmelitas con el gran profeta Elías.
Santa María del Monte Carmelo
La Orden se ha dedicado de tal manera a María, que con razón se puede llamar: "La Orden de María". Por eso, su nombre oficial es: "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo". Históricamente hablando, el título de "Hermanos de la Virgen" hay que buscarlo en la antigua capilla consagrada a María en la cumbre del Monte Carmelo. Esta capilla, en torno a la cual se reunían los ermitaños del Monte Carmelo, fue el origen del título de la Orden, así como lo fue de su vocación y destino.
Desde muy antiguo la Orden expresó su consagración a María por medio de la fórmula de profesión religiosa. El carmelita hace sus votos a Dios y a María bajo el título del Monte Carmelo. Las tradiciones marianas de la Orden culminan más tarde con la visión de san Simón Stock, cuando María le entrega el escapulario como señal del amor que tiene a la Orden y a la vez, signo de la consagración que la Orden tiene a ella.
En la espiritualidad carmelitana, la figura de María se presenta como Madre, Hermana y modelo de perfección evangélica. Los carmelitas esperamos de María que nos ayude a configuramos con Cristo, por medio de la oración.
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
Te proponemos que hagas una hora de desierto (silencio personal) en un lugar que te permita encontrarte con Dios y contigo mismo, y puedas así escribir. ¿En qué momentos has sentido la exigencia de ser profeta? ¿Qué papel juega María en tu vida como creyente?