Por la montaña bíblica pasaron también muchas razas y civilizaciones orientales y occidentales...
La Orden Carmelitana tuvo su cuna en el Monte Carmelo, en Palestina, y su espíritu está caracterizado por un doble elemento: su inspiración en el profeta Elías que nos presenta el Antiguo Testamento y su dedicación a María. Son los gérmenes que abren, continúan y cerrarán la historia, la tradición y la espiritualidad del Carmelo.
Carmelo significa gracia y fertilidad. La Biblia pinta el Monte Carmelo como un torrente - la ''fuente de Elías" - y una viña florida. Lo mismo al pie que en sus laderas y en la cumbre, todo cautiva los bosques, las llanuras y las dunas en las costas con el mar que se abre en frente, robando color y serenidad al cielo intenso de oriente. Así, el Monte Carmelo ha sido, con el correr de los tiempos, escenario de interesantes dramas humanos.
Allí vivió Elías, el Profeta, saboreando la presencia divina y al levantarse "como una llama", decidió la historia de Israel. Su celo ardoroso fue recompensado allí mismo con la visión de la misteriosa "nubecilla". En su mente alumbró entonces la idea de una sucesión espiritual, consagrada al servicio de Dios y realizó su obra "dejando en pos de sí una sucesión de profetas" que establecieron "escuela", siendo el primero de ellos el profeta Eliseo.
Por la montaña bíblica pasaron también muchas razas y civilizaciones orientales y occidentales. Los Cruzados le inyectaron nueva vida con su aportación de hombres fervorosos para la vida eremítica, de manera que, se puede decir, con ellos comenzó propiamente la historia de la Orden, al organizarse los eremitas bajo la dirección de san Bertoldo, congregados por Aymerico de Malafaida.
En las cimas provocadoras del éxtasis y en las hondonadas de la santa Montaña de Palestina, vivieron todos esos hombres, rodeados de una naturaleza espléndida y apropiada para elaborar la miel de la contemplación. La quietud del lugar y el silencio fecundo les invitaba a ello. La Regla de vida que más tarde expidiera san Alberto de Jerusalén y el "libro de la Institución de los primeros monjes", son datos precisos de su vivir.
La historia de la Orden nos recuerda aquellos lugares solitarios, llenos de sol y fuertes colores. Habla de carnes zanjadas por los cilicios, de disciplinas, de una castidad a toda prueba, de su pobreza sin límites y del celo penitencial de los eremitas. No faltaron incluso carmelitas que sufrieron el martirio.
Finalmente, del Carmelo salieron para Europa en 1291 los moradores carmelitas, año en que se apoderan de él los musulmanes. Durante tres siglos largos, los religiosos permanecen ausentes de Palestina, hasta que retornan en 1631, gracias al celo y a los esfuerzos del Padre Próspero del Espíritu Santo, OCD, ganando esa hermosa montaña bíblica para la reforma teresiana.
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
Pídele a tu animador vocacional que te facilite la Regla de la Orden y léela con atención para que descubras en ella las raíces espirituales del Carmelo.
Al igual que tu familia tiene una historia, el Carmelo como familia, también la tiene. Qué buena oportunidad para que escribas la historia de tu familia.