Fichas de Animación Vocacional
¡Un camino para llenar la vida de sentido!

La fe es adhesión a Alguien y no a algo. Así lo entendieron los primeros discípulos en el encuentro con Jesús...

Un encuentro que se hace experiencia, vivencia, intercambio de vidas. Un encuentro donde Jesús entra en la vida y la conmueve, la conmociona. Un encuentro marcado por la fascinación, el desconcierto, la seducción. Un encuentro donde Jesús es Alguien vivo, presente, actual, interesado por mi vida, capaz de cambiarla. Encontrarse con Jesús supone abrir los ojos a su persona entrañable y abrir el corazón a su Evangelio, Buena Nueva.

Sin experiencia fuerte de encuentro con Jesús es imposible seguirle. Porque este encuentro revoluciona la vida, la pone en otro clima, la hace entrar en otro proyecto, la introduce en otro mundo de valores. El encuentro con Jesús es posible desde la fe. Una fe que es acercamiento, identificación, transformación. Una fe que lleva a hacer, de dos vidas, una; que lleva a la experiencia de que es Jesús quien vive en mí. Una fe que me lleva a fiarme, a lanzarme con los ojos cerrados, a abandonarme. Una fe que me hace salir de mí, romper mis barreras, destruir mis seguridades, olvidar mis miedos, cimentarme sobre la Roca. Una fe que entra en el juego del amor y que responde con un amor sin cálculos. Una fe que se alegra de corazón por haber encontrado a Jesús, se goza con su presencia, descubre las grandezas del corazón de Dios en Jesús, se entusiasma con todo lo suyo. Una fe que cae rendida ante Jesús como el Señor y le adora. Una fe que le reconoce como el Todo de la vida. En palabras de santa Teresa de Jesús:

"Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta". Una fe que irrumpe en alabanza, en acciones de gracias. Una fe que envuelve en vida nueva, como un nacimiento nuevo.

Una fe que cree que lo imposible se hace posible. Una fe que hace enfrentar la vida con un talante nuevo, con una fuerza y dinamismos nuevos, con una alegría, seguridad y paz nuevas. Una fe que desde ahora cuenta con Jesús y vive la vida con ritmo de Jesús.

La fe es adhesión a Alguien y no a algo. Así lo entendieron los primeros discípulos en el encuentro con Jesús. Les impresionó su vida. Les entusiasmó su persona. Y le siguieron a Él. Y poco a poco fueron asumiendo su doctrina, su programa de vida, su camino, su Evangelio. El encuentro con Jesús marcó sus vidas. Les puso en movimiento, con rapidez, sin esperar a entender las cosas. Se pusieron a seguirle "ya". Juan y Andrés recuerdan la hora del encuentro. Mateo deja su trabajo en el momento mismo del encuentro con Jesús. Pedro se siente pequeño, aturdido, desconcertado ante Jesús en la barca. Los hijos de Zebedeo dejan las redes y a su padre en el mismo instante. Natanael se queda asombrado. Pablo es deslumbrado. Los encuentros de Jesús llevan esa experiencia de Pablo al afirmar que todo lo estimó basura comparado con el amor a Jesús y su seguimiento. Porque la llamada que Jesús les hizo en el encuentro es apremiante, es exigente, es con autoridad. Hay una fuerza interior en Jesús que atrae sin razones. Hay una fuerza en su mirada que arrastra y no se le puede resistir. Hay una convicción en su voz, una capacidad de comunicación que le sientes dentro en su palabra escuchada. Conocer a Jesús es entrar en la experiencia de su vida.

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

Decir "yo creo" no es suficiente para sustentar tu experiencia de Dios. Es necesario dar razón de aquello en lo que crees. Por eso, con toda sinceridad, expresa por escrito tu propio credo. Tú, ¿En quién crees?  Desde tu experiencia, ¿Cómo se debe cultivar la fe?