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En 1247 se inicia el verdadero desarrollo de la Orden en Occidente...

Es difícil hacer la cronología de la emigración carmelitana a Europa por falta de documentación. La fecha más aceptada es el año 1291. Se sabe que san Angelo, ermitaño del Monte Carmelo, fue a Sicilia en 1219. Fue por tanto Sicilia el primer lugar de Europa donde llegaron los carmelitas. Un siglo de oposición sistemática debió sufrir la Orden hasta consolidarse en Europa. No había ambiente favorable para nuevas Órdenes. Para muchos, la aprobación del Papa Honorio III se reducía a su existencia en el Monte Carmelo o en Tierra Santa. Los carmelitas se vieron obligados a pedir protección al Papa Inocencio IV, quien promulgó dos bulas pidiendo favor para los eremitas desterrados del Monte Carmelo. Pero, parece que todo fue en vano, porque prelados y rectores de iglesias les prohibían fundar o les exigían graves restricciones.

En 1247 se inicia el verdadero desarrollo de la Orden en Occidente. Los carmelitas comenzaron a fundar en los poblados, y administrar sacramentos, provocando malestar. La existencia de la Orden se vio entonces en peligro. Pero la intervención oportuna de Inocencio IV, con una nueva bula, trajo la calma; calma que la Orden ha atribuido siempre a la intervención de María, quien se manifestó por aquella época a san Simón Stock entregándole el escapulario, como signo de protección sobre la Orden.

A finales del siglo XIII, la Orden tenía cerca de cien conventos. Causa favorable al desarrollo en Europa era el culto a María, muy agradable a los fieles; y también favoreció el ambiente intelectual. Como la mayor parte de las vocaciones venían de la universidad, se fundaron conventos junto a las principales universidades: Cambridge, Oxford, Londres, París, Tolosa, Polonia, Florencia.

El Carmelo atrajo el cariño y la admiración de la sociedad, afiliándose muchos seglares a él. Nacieron entonces las Cofradías, la segunda y la tercera Orden. Fue común en aquellas épocas el que los fieles se afiliaran a una Orden religiosa para participar de su espíritu y de sus méritos.

Por lo tanto, se dio un período de esplendor en la expansión de la Orden, pero pronto llegó también la decadencia. El Carmelo no fue excepción de este fenómeno que por otra parte fue común en todas las Ordenes religiosas. El comienzo ocurrió a fines del siglo XVI y siguió tomando proporciones. Solo los decretos del Concilio de Trento serían capaces de detener el mal.

Las causas del decaimiento fueron varias: la peste negra que avanzó por Europa, diezmando casi la mitad de la población. El cisma de Occidente, que dividió la Orden en dos bandos, hasta 1411, en que vino la reunificación. La influencia del medio ambiente, con tantos principios adversos a la vida espiritual. Los estudios en la Orden que fueron valorados exageradamente, llenando de tantos privilegios a los estudiosos, que acabaron con la vida comunitaria. Con todo este panorama surgió el deseo de mitigar la Regla. El Papa Eugenio IV concedió la mitigación en 1432, ratificada luego por Pío 11 y Sixto IV.

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

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