Fichas de Animación Vocacional
¡Un camino para llenar la vida de sentido!

Ser hombre es asumir la propia vocación, es abrirse al plan de la existencia, es buscar orientación en la vida...

El hombre es el único ser sobre la tierra que NO ES, sino que está llamado a SER. Es una continua vocación. Por eso, el encuentro consigo mismo supone plantearse con seriedad y profundidad el sentido de la vida. Entrar en lo íntimo de la persona, llegar a tocar el propio corazón, es abrirse a las preguntas definitivas de ser hombre. Palparse, sentirse, experimentarse, poseerse, es inicio de no solo tocar sino sentir lo definitivo, lo último, lo radical del hombre: Dios.

Ser hombre, entonces, es asumir la propia vocación, es abrirse al plan de la existencia, es buscar orientación en la vida. Y ser hombre-creyente es abrir el corazón al "plan de Dios" y a su voluntad. Es buscar no un montón de respuestas a las mil preguntas de la vida; es buscar la respuesta a la vida. Ya no sirven las respuestas, se requiere una respuesta. Ser hombre es situarse con responsabilidad y generosidad en un proceso vocacional, en un camino de llamadas y respuestas que nos da la vida.

La vida es el mejor regalo de Dios al hombre. Y Dios es el Dios de la vida. En Jesús resucitado Dios se ha hecho vida para siempre. En el cristiano, la vida es Dios mismo puesto en el corazón por su Espíritu, Señor y dador de vida. La vida está situada en el "corazón de nuestro corazón" que es Dios. Y éste es el reto. Y ésta es la búsqueda; no hacia fuera, sino hacia dentro. Buscar en lo escondido es encontrarse con lo profundo, con aquello que da sentido real y auténtico a la vida. Y encontrarla es vivir una experiencia de gratuidad, de don, de regalo, de fiesta.

La vida y la muerte han tocado el corazón del hombre. El bien y el mal acechan su vida. La felicidad y la desgracia están tocando a la puerta. La alegría de vivir y el miedo de no saber vivir, fácilmente se cuelgan a la espalda. El cielo despejado y cubierto con nubes, el gozo y la depresión, lo claro y lo oscuro, son realidades del corazón del hombre. Existen falsos caminos en la búsqueda del hombre. Existen débiles soluciones a situaciones que exigen compromisos serios. Para responder a la vocación de ser hombre, no se puede vivir a lo fácil, a lo mediocre, a lo que salga. No se puede vivir, si se quiere seguir creciendo y madurando como ser humano, con un estilo de vida sin estilo. El hombre necesita valentía y radicalidad, tomar la vida en las manos y apretarla hasta estrujarla y quedarse con lo esencial de lo que ha vivido. Quedarse con lo esencial es aprender a hacerse adulto, maduro.

Por eso, cuando el hombre, al enfrentarse consigo mismo, intenta conocerse, llegar al fondo de sus cualidades y defectos, de sus grandezas y pobrezas, entonces comienza un camino de liberación. Es el momento de quitar los miedos y las inseguridades. Cuando el hombre se pregunta por la razón de su existencia y tiene la valentía de decirse: "Qué hago en la vida", "Qué estoy haciendo con mi vida", "Qué sentido tiene mi vida", entonces se inicia en él un camino de búsqueda seria, de realización, de verdadera libertad. Ha encontrado su verdadera vocación: ser hombre.

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